La práctica del periodismo de investigación supone para periodistas y medios de comunicación un conjunto de obstáculos obvios propios e intrínsecos a esta práctica periodística. Por una parte los editores deben liberar del trabajo diario de la redacción a los periodistas encargados de formar parte de un equipo de investigación. Esto supone que los periodistas de investigación trabajen casi como unos free lances sin tener conseguir resultados en un tiempo determinado. Esto es un problema en este tipo de periodismo: el tiempo no se traduce en beneficios, e incluso puede que no dé sus resultados, a pesar de haber sido costoso para el medio de comunicación. Por otra parte, si el trabajo sigue adelante y da sus frutos, los problemas serán exógenos: comenzarán a llegar demandas judiciales a las que tendrán que hacer frente los propios periodistas que han llevado la investigación y los medios de comunicación que han financiado y permitido que su trabajo sea posible, además de publicarlo. También se ganarán la enemistad de los grupos fácticos (políticos o económicos) y asimismo podrán llegar amenazas a las familias de los periodistas implicados.
Pero como explica Javier Chicote, lo anterior simplemente es lo intrínseco al periodismo de investigación, los obstáculos obvios que entorpecen el trabajo periodístico para no hacer público algo que no interesa a algunas personas. Además, el periodismo de investigación no siempre da sus frutos, por lo que semanas, meses o quizá años de trabajo se vayan abajo sin un solo beneficio.
Javier Chicote, entonces, plasma en el libro los verdaderos agentes que hacen que la marginación del periodismo de investigación sea una realidad:
Concentración empresarial (poder económico) y sus relaciones con el poder político: Es una práctica evidente dentro de la economía de mercado en la que estamos. Las empresas grandes (y más en periodos de crisis) tienden a engullir a las empresas más pequeñas que no tienen tantos recursos. Esto provoca que las empresas grandes se hagan todavía más grandes y pierdan competidores que les puedan complicar la vida de sus negocios. Como es lógico esto también ocurre en el mundo de la comunicación, un mundo donde se puede ganar mucho dinero y en el que muchas empresas han entrado, no sólo para ganar aún más dinero, sino también para intentar contralar el mundo de las comunicaciones. De esta manera, multinacionales como Telefónica tienen participaciones en este mundo de la comunicación. De esta manera, los medios de comunicación quedan englobados en un número muy reducido de grupos de comunicación como PRISA, UNEDISA, GRUPO PLANETA, VOCENTO, RECOLETOS, GRUPO ZETA Y GRUPO GODÓ. Pero este agrupamiento no sólo se produce en España, si no en todo el mundo. Así, Chicote cuenta cómo las empresas periodísticas se reducen a unas pocas en todo el mundo: AOL- TIME WARNER, VIVENDI UNIVERSAL, DISNEY ABC, VIACOM-CBS, NEWS CORPORATION, BERTELSMANN.
En España ahora vivimos en un momento de fusiones televisivas justo en el momento de la implantación definitiva de la Televisión Digital Terrestre. Telecinco se ha fusionado con Cuatro, mientras que Antena3 se ha fusionado con la Sexta. El único requisito para la fusión entre grandes cadenas es que las cadenas fusionadas no superen un determinado share resultado de la suma de las audiencias medias de ambas cadenas. Por tanto, la concentración empresarial en el mundo de la comunicación es algo en movimiento. El problema es que ya no hay empresarios de la información, sino de los negocios que se mueven con la comunicación, no buscan la verdad, sino que buscan la verdad que más les interesa.
Como decían Kapuscinski y David Randall, el periodista más importante de la cadena periodística es el reportero, quien se encarga de extraer las noticias para que luego los opinadotes puedan tener material para trabajar. Los medios de comunicación en los últimos tiempos han traicionado esa idea. Abaratan costes con programas de tertulianos que no informan, opinan sobre lo que ha pasado en las últimas horas. Es una forma de hacer programas de información sin hacer verdadera información.
Otra complicación dentro de este primer problema es que estas grandes cadenas se apoyan en grupos políticos o en otros grupos económicos que a su vez tienen relaciones con grupos políticos. De esta forma los medios de comunicación tienen relaciones con grupos fácticos a los que no les interesa que se haga público determinadas informaciones que atañen directa o indirectamente a sus propios negocios.
El deficiente tratamiento de las fuentes: En mi opinión este problema no es único y exclusivo al periodismo de investigación. El periodismo actual, en sí, es muy poco riguroso con la utilización de las fuentes de información. Se abusa del anonimato, de la rumorología y de cualquier otra forma de informar dando validez a las informaciones no contratadas y poco veraces. En la asignatura de tercero de Redacción periodística hice un trabajo sobre las fuentes informativas. Analice durante un mes entero al periódico El País. Al final del trabajo saque la conclusión de que cada noticia tenía una media de 1,3 fuentes. Esto no es nada para haber contrastado bien la información con fuentes fiables “on the record”. No se llega ni a la mitad de las 3 fuentes fiables y contrastadas que Bradlee les exigía a Berstein y Woodward. A pesar de todo, el que lleva las de perder es el propio medio de comunicación que pierde, o perderá la poca fiabilidad que le quede. Otra cosa es que se abusa de las fuentes oficiales que intentan dar una buena imagen, ocultando sus malos actos y resaltando o enalteciendo todo lo que nos quieren vender. La utilización de fuentes oficiales únicamente es hacer publicidad. El periodista no debe ser un simple agente transmisor entre lo que dicen unos y escuchan otros. Consiste en cuestionarse la realidad aparente, la información oficial.
Por lo tanto, las fuentes de información son mal utilizadas para proseguir con un trabajo de investigación, algo de inmensa importancia para después comprobar su veracidad ante el juez que lo requiera. Aun así, no es sólo un problema del periodismo de investigación, el periodismo diario también peca de ello.
El marco legal: El artículo 20 de la Constitución española recoge lo siguiente:
1. Se reconocen y protegen los derechos:
a. A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.
b. A la producción y creación literaria, artística, científica y técnica.
c. A la libertad de cátedra.
d. A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. La Ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades.
2. El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa.
3. La Ley regulará la organización y el control parlamentario de los medios de comunicación social dependientes del Estado o de cualquier ente público y garantizará el acceso a dichos medios de los grupos sociales y políticos significativos, respetando el pluralismo de la sociedad y de las diversas lenguas de España.
4. Estas libertades tienen su límite en el respeto a los derechos reconocidos en este Título, en los preceptos de las Leyes que lo desarrollan y, especialmente, en el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia.
5. Solo podrá acordarse el secuestro de publicaciones, grabaciones y otros medios de información en virtud de resolución judicial.
Finalmente esto es poco para el buen funcionamiento del periodismo de investigación o incluso del periodismo diario. Los periodistas quedan desprotegidos ante la ley, aunque como se dice en el apartado D se protege el derecho a comunicar información veraz.
En estos últimos días hemos conocido el caso de dos periodistas de la Cadena Ser, Daniel Anido y Rodolfo Irago, que han sido multados tras haberse comprobado que sus informaciones eran veraces. ¿Si dijeron la verdad, por qué deben ser multados? Tras saberse que Cándido Conde Pumpido solicitó a la Audiencia Provincial de Madrid que condenase a cinco meses de cárcel a los periodistas, la Cadena Ser lo comunicó con el siguiente titular: La Fiscalía General del Estado también pide prisión por informar. Como dice Chicote, en España el marco legal no ampara lo suficiente a los profesionales de la información, algo que sí sucede en otros países como EE UU y Alemania. El marco legal, como indica Chicote, es muy restrictivo con los derechos que tienen que ver con la libertad de prensa. Si informas sobre alguien que ha robado no estás manchando su honor. Lo ha hecho el propio ladrón por haber robado.
Pero como explica Javier Chicote, lo anterior simplemente es lo intrínseco al periodismo de investigación, los obstáculos obvios que entorpecen el trabajo periodístico para no hacer público algo que no interesa a algunas personas. Además, el periodismo de investigación no siempre da sus frutos, por lo que semanas, meses o quizá años de trabajo se vayan abajo sin un solo beneficio.
Javier Chicote, entonces, plasma en el libro los verdaderos agentes que hacen que la marginación del periodismo de investigación sea una realidad:
Concentración empresarial (poder económico) y sus relaciones con el poder político: Es una práctica evidente dentro de la economía de mercado en la que estamos. Las empresas grandes (y más en periodos de crisis) tienden a engullir a las empresas más pequeñas que no tienen tantos recursos. Esto provoca que las empresas grandes se hagan todavía más grandes y pierdan competidores que les puedan complicar la vida de sus negocios. Como es lógico esto también ocurre en el mundo de la comunicación, un mundo donde se puede ganar mucho dinero y en el que muchas empresas han entrado, no sólo para ganar aún más dinero, sino también para intentar contralar el mundo de las comunicaciones. De esta manera, multinacionales como Telefónica tienen participaciones en este mundo de la comunicación. De esta manera, los medios de comunicación quedan englobados en un número muy reducido de grupos de comunicación como PRISA, UNEDISA, GRUPO PLANETA, VOCENTO, RECOLETOS, GRUPO ZETA Y GRUPO GODÓ. Pero este agrupamiento no sólo se produce en España, si no en todo el mundo. Así, Chicote cuenta cómo las empresas periodísticas se reducen a unas pocas en todo el mundo: AOL- TIME WARNER, VIVENDI UNIVERSAL, DISNEY ABC, VIACOM-CBS, NEWS CORPORATION, BERTELSMANN.
En España ahora vivimos en un momento de fusiones televisivas justo en el momento de la implantación definitiva de la Televisión Digital Terrestre. Telecinco se ha fusionado con Cuatro, mientras que Antena3 se ha fusionado con la Sexta. El único requisito para la fusión entre grandes cadenas es que las cadenas fusionadas no superen un determinado share resultado de la suma de las audiencias medias de ambas cadenas. Por tanto, la concentración empresarial en el mundo de la comunicación es algo en movimiento. El problema es que ya no hay empresarios de la información, sino de los negocios que se mueven con la comunicación, no buscan la verdad, sino que buscan la verdad que más les interesa.
Como decían Kapuscinski y David Randall, el periodista más importante de la cadena periodística es el reportero, quien se encarga de extraer las noticias para que luego los opinadotes puedan tener material para trabajar. Los medios de comunicación en los últimos tiempos han traicionado esa idea. Abaratan costes con programas de tertulianos que no informan, opinan sobre lo que ha pasado en las últimas horas. Es una forma de hacer programas de información sin hacer verdadera información.
Otra complicación dentro de este primer problema es que estas grandes cadenas se apoyan en grupos políticos o en otros grupos económicos que a su vez tienen relaciones con grupos políticos. De esta forma los medios de comunicación tienen relaciones con grupos fácticos a los que no les interesa que se haga público determinadas informaciones que atañen directa o indirectamente a sus propios negocios.
El deficiente tratamiento de las fuentes: En mi opinión este problema no es único y exclusivo al periodismo de investigación. El periodismo actual, en sí, es muy poco riguroso con la utilización de las fuentes de información. Se abusa del anonimato, de la rumorología y de cualquier otra forma de informar dando validez a las informaciones no contratadas y poco veraces. En la asignatura de tercero de Redacción periodística hice un trabajo sobre las fuentes informativas. Analice durante un mes entero al periódico El País. Al final del trabajo saque la conclusión de que cada noticia tenía una media de 1,3 fuentes. Esto no es nada para haber contrastado bien la información con fuentes fiables “on the record”. No se llega ni a la mitad de las 3 fuentes fiables y contrastadas que Bradlee les exigía a Berstein y Woodward. A pesar de todo, el que lleva las de perder es el propio medio de comunicación que pierde, o perderá la poca fiabilidad que le quede. Otra cosa es que se abusa de las fuentes oficiales que intentan dar una buena imagen, ocultando sus malos actos y resaltando o enalteciendo todo lo que nos quieren vender. La utilización de fuentes oficiales únicamente es hacer publicidad. El periodista no debe ser un simple agente transmisor entre lo que dicen unos y escuchan otros. Consiste en cuestionarse la realidad aparente, la información oficial.
Por lo tanto, las fuentes de información son mal utilizadas para proseguir con un trabajo de investigación, algo de inmensa importancia para después comprobar su veracidad ante el juez que lo requiera. Aun así, no es sólo un problema del periodismo de investigación, el periodismo diario también peca de ello.
El marco legal: El artículo 20 de la Constitución española recoge lo siguiente:
1. Se reconocen y protegen los derechos:
a. A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.
b. A la producción y creación literaria, artística, científica y técnica.
c. A la libertad de cátedra.
d. A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. La Ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades.
2. El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa.
3. La Ley regulará la organización y el control parlamentario de los medios de comunicación social dependientes del Estado o de cualquier ente público y garantizará el acceso a dichos medios de los grupos sociales y políticos significativos, respetando el pluralismo de la sociedad y de las diversas lenguas de España.
4. Estas libertades tienen su límite en el respeto a los derechos reconocidos en este Título, en los preceptos de las Leyes que lo desarrollan y, especialmente, en el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia.
5. Solo podrá acordarse el secuestro de publicaciones, grabaciones y otros medios de información en virtud de resolución judicial.
Finalmente esto es poco para el buen funcionamiento del periodismo de investigación o incluso del periodismo diario. Los periodistas quedan desprotegidos ante la ley, aunque como se dice en el apartado D se protege el derecho a comunicar información veraz.
En estos últimos días hemos conocido el caso de dos periodistas de la Cadena Ser, Daniel Anido y Rodolfo Irago, que han sido multados tras haberse comprobado que sus informaciones eran veraces. ¿Si dijeron la verdad, por qué deben ser multados? Tras saberse que Cándido Conde Pumpido solicitó a la Audiencia Provincial de Madrid que condenase a cinco meses de cárcel a los periodistas, la Cadena Ser lo comunicó con el siguiente titular: La Fiscalía General del Estado también pide prisión por informar. Como dice Chicote, en España el marco legal no ampara lo suficiente a los profesionales de la información, algo que sí sucede en otros países como EE UU y Alemania. El marco legal, como indica Chicote, es muy restrictivo con los derechos que tienen que ver con la libertad de prensa. Si informas sobre alguien que ha robado no estás manchando su honor. Lo ha hecho el propio ladrón por haber robado.